Disminuyen los alquileres permanentes y aumentan los temporales.

Disminuyen los alquileres permanentes y aumentan los temporales.

Los alquileres por temporada están siendo uno de los principales protagonistas desde la aprobación de la Ley de Vivienda y en el tercer trimestre de 2023 alcanza al 10% de todas las viviendas en el mercado.

De hecho, el crecimiento de este tipo de alquileres se ha disparado durante el tercer trimestre, coincidiendo con el periodo tras la aprobación de la legislación en materia de alquileres, y la oferta ha aumentado un 39%. En este mismo periodo, las viviendas en alquiler permanente (las regidas por la LAU) se han seguido reduciendo (-1%), acumulando una caída interanual del 12%.

Los alquileres de temporada son aquellos que no se destinan a satisfacer una necesidad permanente de vivienda, sino que sirven al alojamiento durante un periodo de tiempo muy concreto (por lo general, inferior al año). Se rigen por la voluntad de las partes, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y el Código Civil.

Quedan fuera del ámbito de aplicación de la reciente Ley de Vivienda, por lo que no se ven afectados, entre otros aspectos, por las limitaciones en las actualizaciones de la renta o las prórrogas extraordinarias del contrato. Esto ha provocado que su impacto haya sido mayor en los grandes mercados y, sobre todo, en aquellos en los que los gestores públicos han anunciado su interés por aplicar un efectivo control de precios (particularmente, en las llamadas zonas tensionadas).Por el contrario, en las zonas menos tensionadas, esta modalidad temporal es prácticamente inexistente, ya que en 16 capitales el peso en el mercado ronda el 1%.

En paralelo a estos crecimientos, los alquileres de larga estancia siguen cayendo desde la aprobación de la Ley de Vivienda. En un total de seis capitales, la reducción de la oferta disponible ha sido superior al 10% en este trimestre.

Podemos decir, que la explosión de los alquileres de temporada está directamente relacionada con la entrada en vigor de la Ley de Vivienda.

Con el inicio de las medidas punitivas y coercitivas contra los propietarios, muchos de ellos decidieron sacar sus propiedades del mercado.

Una vez aprobada la Ley, lejos de retornar al mercado de alquileres permanentes, un número cada vez mayor opta por pasarse a los arrendamientos de temporada que, si bien tienen claras limitaciones, ofrecen al propietario un entorno menos rígido y perfectamente legal.

Esta tendencia vuelve a poner de manifiesto lo pernicioso de legislar sin contar con el mínimo consenso de los actores implicados y sin tener en cuenta que los propietarios, lejos de ser el problema son una parte muy relevante de la solución. Como ya se vaticinó, el efecto final de la aprobación de la Ley de Vivienda es perverso y justo lo contrario al deseado: menos producto en el mercado, precios más altos y mucha más presión y dificultad en el acceso a la vivienda

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